Pocos elementos humanos hay tan especiales como los faros, guías incansables de navegantes. Los más antiguos llevan siglos marcando los límites entre la tierra y el mar, entre lo conocido y lo desconocido, quizá por eso siempre nos atraen, quizá esa especie de aura especial de vigía entre un mundo firme y conocido y otro enigmático y desconocido, casi mágico, les haga tan especiales.
El caso es que un buen madrugón para ir con los amigos a fotografiar un faro siempre es una opción interesante.
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