Fotohambrientos

sábado, 3 de diciembre de 2011

Amaneceres inesperados

     Pues  uno se arma de valor, pone el despertador a las 05:30 para captar el amanecer. El despertador suena a la hora marcada y te llevas un susto mayúsculo, ¿qué está pasando?, ¿es una guerra nuclear?, ¿quién ha sido el #@##@ que ha puesto el despertador a esta hora un día festivo?. Tu mente busca desesperadamente respuestas sin encontrarlas, hasta que te das cuenta de que el #@##@ que ha puesto el despertador eres tú, te insultas un poco mentalmente (tampoco tiene porque trascender) y te levantas como un rayo.
     Cuatro arreglitos para no parecer la cosa del pantano, una fruta y un té y a correr.
     Ya que vas lo has preparado todo para llegar con tiempo, por lo que esperas a oscuras en el coche a que empiece a clarear. La cosa se pone fea, no hay ni una nube, el cielo está más plano y azul que una cartulina, empiezas a maldecir por lo bajo mientras tu estómago te recuerda las bondades de un desayuno completo.
     Al final aquello no mejora y decides cambiar de planes (madrugón de festivo inútil). Habrá que buscar un acogedor bar donde tomarse un bocata.
     Después de echar algo al estómago se sigue ruta, ya que se ha madrugado al menos se puede ir a visitar las localizaciones conocidas, a ver como se encuentran.
     Y de repente, sin esperarlo, a la vuelta de una curva surge la sorpresa. En estos casos uno para donde puede y trata de aprovechar el momento y el madrugón.


     Esto nos lleva a la conclusión de que hay que preparar las fotos, madrugar, llevar el material adecuado y todo lo que queramos, pero siempre está bien contar con un poco de suerte.

1 comentario:

Miquel dijo...

Preciosa imagen, nunca se sabe dónde se encuentra la foto, pero lo importante es estar preparado para tomarla, como decía no se quien "la suerte hay que buscarla, pero que te encuentre preparado"...valió la pena el madrugón!!!